Causa del Proyecto

En Quito, alrededor del 23% de la población vive por debajo del umbral de pobreza. El sur de Quito es muy pobre y la dieta de las personas carece de diversidad. El consumo de productos como verduras, frutas, carne y pescado esta muy por debajo de las cantidades recomendadas. El acceso limitado a alimentos y bebidas nutritivos y la falta de conciencia nutricional forman la raíz de los problemas nutricionales. Según el INEC, no menos del 23% al 42% de los ecuatorianos viven en la pobreza extrema. Quito es una ciudad de casi 70 kilómetros de largo y solo 4 kilómetros de ancho, donde existen enormes diferencias en el nivel de vida, el bienestar y el suministro de alimentos. El norte es rico y en desarrollo, pero cuanto más al sur vayas en esta ciudad, más pobre se vuelve. En algunos de los barrios más pobres del sur como Guamani y Chillogallo existen menos opciones de comidas nutritivas.

Durante la infancia y adolescencia, la buena nutrición es esencial para el desarrollo emocional, social y cognitivo. Las deficiencias de macro y micronutrientes tienen un impacto directo en la atención y comprensión de un niño. En los sectores pobres, se debe hacer hincapié en garantizar una nutrición adecuada para los niños que es necesaria para el aprendizaje y el desarrollo. La desnutrición tiene consecuencias negativas en varias aspectos de la vida, como la salud, la educación y los efectos económicos (como los costos públicos y la productividad). Conduce a problemas de integración social, a un aumento o profundización de la pobreza y a una situación de emergencia entre la población, creando un círculo vicioso de vulnerabilidad a la desnutrición. Para romper el ciclo de pobreza, es importante que el niño pueda desarrollarse adecuadamente y usar sus talentos para crar un mejor futuro para el/ella y su futura familia.